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Haití, en pocas palabras...
Buenos días... Vuelvo a empezar, he cometido una barvaridad, no son buenos, son los peores días que he vivido en mi corta vida.
Hola, soy Adrié, tengo 12 años, vivía en una pequeña casa en Puerto Príncipe, capital de Haití. Pero ahora... ahora he pasado de dormir con un techo sobre mi cabeza a dormir sobre el techo derruido bajo mis pies. Pasé de tener 12 años a tener 40. Y pasé de ser todo lo feliz que se puede ser con un padre que cobra 53.9732 gourdes por mes. ¿Parece mucho? No creáis, es simplemente un euro. Un solo euro. Una de esas monedas con la cara de D.Juan Carlos Borbón en el reverso que gastáis todos los días en regaliz, gominolas, pipas, patatas... Con eso sobrevivíamos 5 personas durante todo un mes. En fin, que pasé de ser todo lo feliz que se puede ser con esa miseria, a vivir en un infierno. Todos los días mis hermanas y yo ibamos a la escuela. Mi hermana Lorena tenía 6 años y mi hermana Monique, 5. Ese día maldito, fui yo solo a la escuela, ya que las niñas tenían fiebre. Cuando volví, las calles rugieron, como si un tigre gigante se hubiera colado en la ciudad. El suelo se abrió y los edificios se derrumbaron, eche a correr mientras lloraba y gritaba de terror. Llegué a mi casa y vi... el cuerpo sin vida de mi hermana Monique, entre los escombros de lo que había sido mi vivienda. Tres días estuve escarbando entre los escombros, solo encontré a la otra pequeña, que me acompañó durante un par de horas. La ví morir entre mis brazos , mientras yo gritaba ''¡Socorro! ¡Ayudennos por favor!'', y su inocencia infantil se escapaba. Después de eso perdí la experanza, y recorrí las calles, muertas.
Así es el infierno, el infierno es un sitio donde millares de gente muerta se apila por las calles, el infierno es ver la sangre correr por la cara de una niña de 5 años, el infierno es... Haití.
Hola, soy Adrié, tengo 12 años, vivía en una pequeña casa en Puerto Príncipe, capital de Haití. Pero ahora... ahora he pasado de dormir con un techo sobre mi cabeza a dormir sobre el techo derruido bajo mis pies. Pasé de tener 12 años a tener 40. Y pasé de ser todo lo feliz que se puede ser con un padre que cobra 53.9732 gourdes por mes. ¿Parece mucho? No creáis, es simplemente un euro. Un solo euro. Una de esas monedas con la cara de D.Juan Carlos Borbón en el reverso que gastáis todos los días en regaliz, gominolas, pipas, patatas... Con eso sobrevivíamos 5 personas durante todo un mes. En fin, que pasé de ser todo lo feliz que se puede ser con esa miseria, a vivir en un infierno. Todos los días mis hermanas y yo ibamos a la escuela. Mi hermana Lorena tenía 6 años y mi hermana Monique, 5. Ese día maldito, fui yo solo a la escuela, ya que las niñas tenían fiebre. Cuando volví, las calles rugieron, como si un tigre gigante se hubiera colado en la ciudad. El suelo se abrió y los edificios se derrumbaron, eche a correr mientras lloraba y gritaba de terror. Llegué a mi casa y vi... el cuerpo sin vida de mi hermana Monique, entre los escombros de lo que había sido mi vivienda. Tres días estuve escarbando entre los escombros, solo encontré a la otra pequeña, que me acompañó durante un par de horas. La ví morir entre mis brazos , mientras yo gritaba ''¡Socorro! ¡Ayudennos por favor!'', y su inocencia infantil se escapaba. Después de eso perdí la experanza, y recorrí las calles, muertas.
Así es el infierno, el infierno es un sitio donde millares de gente muerta se apila por las calles, el infierno es ver la sangre correr por la cara de una niña de 5 años, el infierno es... Haití.
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